Soy un gran seguidor del Fútbol Club Barcelona y sigo todos los partidos que puedo por la televisión en Japón. Antes de que la cabeza de María Antonieta rodase bajo la guillotina, el rosa había sido un color unisex. El Rayo, por cómo juega, puede tener rachas negaivas que se alarguen y puede ganar varios partidos y salir de abajo. Una actitud que no se entiende desde el club. Pero ¿por qué despiertan tanta admiración las estrellas de fútbol entre los niños?
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