Pues para tirarse eructos con los que se suponen que expulsan los malos espíritus. Estuve hablando un buen rato con ellas y les terminé invitando a un helado después de que me dieran la tabarra durante largo rato. La que está en el centro y la de su derecha me dijeron -estaba claro que me tomaban el pelo- que ambas se llamaban Rosa.
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